19.8.10

Referéndum y paradojas de la democracia participativa en un día de mierda.

La senadora Christa Goetsch de los verdes estaba deprimida: "Hoy es un día de mierda", titula el semanario alemán der Spiegel. 

Es la mayor reforma en el sistema educativo del estado alemán de Hamburgo desde la II Guerra Mundial. El pueblo ha hablado en un referéndum y ha elegido que no se cambie una parte esencial del modelo escolar: Desde los 10 años, los niños y niñas seguirán siendo orientados hacia su futuro laboral, separados en tres tipos de escuelas diferentes.

En las escuelas primarias se encuentran alumnos de todo tipo, ya que en Alemania, a pesar de la tendencia reciente, la mayoría de las escuelas son públicas. Sin embargo, el propio sistema se encarga de institucionalizar la exclusión y primar a los más fuertes. Las escuelas de educación secundaria son tres diferentes:

- La "Hauptschule" o escuela básica. Al concluirla, los estudiantes realizan una formación profesional que les habilita para un oficio o una actividad en la industria o la agricultrua. Dura de cinco a seis años.

- La Realschule: Transmite una formación general más ampliada que la anterior. Concluye con un título superior medio que permite cursar estudios como los que proporcionan las escuelas profesionales técnicas. Permiten acceder al nivel superior de secundaria del Gymnasium. Dura seis años.

- Gymnasium: Es el instituto de bachillerato español. Dura 9 años y concluye con el examen de Abitur, la selectividad en España, que habilita para acceder a una universidad.

Este sistema ha sido alabado en el mundo liberal, en el sentido canalla de la palabra, por su eficacia. En él no hay cabida a pérdidas de tiempo: A partir de los diez años, los profesores principalmente, deciden si el alumno tiene aptitudes o no para acceder al Gymnasium, el instituto de secundaria y bachillerato integrados que le permitirá el acceso más directo y rápido a la Universidad. 

Sus compatriotas de la Hauptschule o la Realschule son quienes cursarán la formación profesional que dura de dos a tres años y medio y es remunerada.

Sin embargo, cada uno de los dieciséis estados tienen competencias en materia de educación y cultura. De ahí que en Berlín y Barndenburgo sea diferente, y la escuela primaria en lugar de durar cuatro dure seis años. Un poco más de margen para que alumnos despistados o hijos de inmigrantes con problemas en el idioma puedan ponerse las pilas y apretarse las tuercas -¡con 10 años!- para que los acepten en el instituto. 

Otro problema que supone este sistema escolar es que con diez años, cuando los peques son separados, entran en otra escuela que en ocasiones está alejada del hogar, teniendo que cruzar cada día la ciudad a tan corta edad para ir al colegio.

La votación afectó solamente a una parte de la reforma: La prolongación de la escuela primaria de cuatro a seis años. El Spiegel asegura que esta elección popular es un contratiempo para los que piensan en la política escolar desde abajo y quieren mejorar la escuela en términos sociales. 

Para ello, era positivo ofrecer a los estudiantes la posibilidad de estudiar más tiempo juntos. Si los alumnos van a las mismas escuelas, tendrán las mismas posibilidades.
La iniciativa "nosotros queremos aprender" registró una victoria: Este grupo para el cual los calificativos que los ponga el lector, temen que los niños lleguen al instituto con menor conocimiento por mezclarse con los "menos dotados" y estén en desventaja competitiva con los niños de otros países. 

En su opinión, los niños con mayor potencial se verían marginados. De los 1,3 millones de personas con derecho a voto en Hamburgo, 276.304 ciudadanos se manifestaron en contra de la prolongación de las escuelas primarias y 218.065 a favor.  

El resultado es vinculante. Y democrático. Y participativo. El 18 de julio fue un día de mierda.

No hay comentarios: